sábado, 5 de septiembre de 2009

DE LA CRONICA DE ROMINA M.

Me encontraba en la mañana del sábado cinco de septiembre , leyendo el material para psicodrama, pero realmente no podía conectarme con la lectura, sabía fehacientemente que era el día de mi escenario vacío y esto provocaba en mí diversas “emociones” pasó varias veces por mi mente el mismo pensamiento, “hoy no voy” ”estoy muy cansada” lo hago otro día, ¿miedo? Sí ¿resistencias? Muchas!!! Pero finalmente llegó el horario, subí al auto y me dirigí al encuentro tan ameno que tenemos los sábados con mi grupo de psicodrama.
Comenzamos la jornada recordando lo trabajado anteriormente, se retomó la teoría acompañada de una ronda de mates y galletitas. Las explicaciones tan claras de Juan Carlos a nuestras preguntas, surgiendo como siempre un diálogo comprometido, abierto y muy rico.Luego pasamos al momento del caldeamiento, donde empezamos aflojando el cuerpo y a conectarnos primero con nosotros mismos, para después hacerlo con el otro. La consigna del coordinador fue ponernos en pareja para trabajar desde lo corporal el sostén y la tensión, donde uno proponía una postura, luego el otro y así sucesivamente, la música que nos acompañaba era muy movilizante, trabajamos con Debbie, me sentí a gusto, experimentamos diferentes posturas de sostén y también de tensión.A continuación nos dieron otra consigna, sentarse en el suelo, mirando hacia lados opuestos, apoyadas a la altura de la cadera, nos inclinábamos hacia nuestra compañera y ésta nos sostenía un rato y después ella se inclinaba y uno sostenía, en el momento de ser sostenida no estaba cómoda, pero no por mi compañera, yo quería volver rápido a mi lugar, pensaba que la incomodidad era por la posición(¿mecanismo de defensa tal vez?), pero sin embargo cuando me tocaba sostener lo hacía tranquila, no estaba cansada ni molesta.
Al terminar, Marta trabajó sobre su escenario vacío, eligió a Debbie como el alter ego que la estimulaba a realizar su deseo “bailar” por otro lado su madre censurándola. En una posición de baile, y como en un vaivén Marta comenzó a dialogar con su alter ego sobre sus deseos, al mismo tiempo, éste la iba animando e inspirando con palabras dulces y de aliento, de pronto Marta estaba danzando se la veía inmensamente feliz, su rostro, su mirada y todo su cuerpo irradiaba luz, energía y plenitud. Una vivencia reparadora expresó ella más tarde, creo que todos lo sentimos así.
¡Llegó el momento!, nos tocaba a Cibeles y a mí, la consigna fue la misma que le dio a Marta, partir del último trabajo que hicimos en el suelo, sostener y ser sostenidos, volví a sentir lo mismo cuando me tocaba inclinarme, esa posición era incómoda para mí. Enseguida cambió la consigna, espalda con espalda, tensión, sostener, ser sostenido, ese “peso” sobre mi espalda trajo a mi cuerpo innumerables recuerdos, sensaciones y sentimientos, molestias, cansancio, amor entremezclado con broncas. ¡Cuánta memoria tiene el cuerpo! Es imposible poner en palabras todas las emociones vividas.- ¿Quién tenés atrás? Dijo el coordinador-A mi familia, mi familia de origen, respondí.- ¿Y adelante? A mi mamá.Las mismas preguntas le hizo a mi compañera, ella respondió que su padre estaba atrás y su madre adelante. A partir de ahí se trabajaron las escenas, en un primer momento éstas se iban alternar, pero en el momento de la dramatización, el coordinador dispuso otra cosa, yo me di cuenta de esto al final, estaba coma enfrascada, en este cómo sí de los yo auxiliares que colaboraron en mi escena. Después el coordinador me pidió un soliloquio y creo que dije “estoy cansada” “me tienen podrida” digo creo porque estuve varios días tratando de recordar estas palabras, ¿será un mecanismo de negación? La última intervención fue: acostaste en el piso y empezá a rodar, luego sentí los masajes y el cariño de mis compañeras, tuve la sensación de haber llegado al final de un viaje, donde dejé todas las mochilas. ¡Qué alivio!
Por último Cibeles trabajó su escena con sus yo auxiliares que hacían como si fueran sus padres, ella en el medio de este puente donde entraba, salía y nuevamente tensión/ sostén volvían aparecer en escena, su mirada, su rostro reflejaban incontables sentimientos que habrían sido percibidos por su cuerpo.Cerramos las escenas con un abrazo muy cálido. ¿Sostén tal vez? Así lo sentí!!Finalmente el sharing, momento de expresión y reflexión, donde surgen palabras del grupo o del coordinador que nos llevamos para pensar y trabajar. “Reparación” quedó dentro mío hasta el día de hoy.

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